Vivaldi – Verano III

Una maravilla del Barroco musical, sin duda son los 4 conciertos para violín de Antonio Vivaldi (Venecia 1678 – Viena 1741), il prete rosso (el cura rojo lo llamaban, al ser sacerdote y pelirojo).

Estos 4 conciertos, paradigmáticos en cuanto a forma y usos barrocos (presencia del bajo contínuo, 3 movimientos rapido-lento-muy rápido, virtuosismo instrumental, contrastes marcados, evidente intención de mover los sentimientos), son un lúcido ejemplo de uso programático o descriptivo de la música, es decir, el uso consciente de los sonidos musicales para describir algo. En este caso, aspectos de las estaciones del año.

Uno de los movimientos más apasionantes sea el tercero (presto) del concierto ‘verano’. Obra de gran coherencia compositiva, de demandantes aptitudes instrumentísticas para el solista, de lúcido y efectivo uso descriptivo de la música y de arrebatadora pasionalidad.

Todo esto sea, quizá, lo que ha dado a este fragmento la fama, y lo que ha facilitado que muchos artistas hayan recurrido a él para experimentar tanto a nivel instrumental como compositivo, con más o menos acierto, sus ideas musicales.

Así, se han podido vivir pasajes de lo más variopinto. Desde la ortodoxa pero a la vez ambiciosa versión de un Karajan, fiel a las costumbres barrocas de dirección e interpretación simultánea del clave:

O, por ejemplo, esta otra interpretación también de ambición virtuosística por parte de Gidon Kremer, dirigiendo desde la posición de solista:

Pasando por las propuestas heterodoxas, personales, incluso reveldes o provocativas de Niggel Kennedy; aunque sin alejarse demasiado, en el fondo y por mucha gafa de sol que haya,  de ser fiel a la tradición clásica y sus convenciones musicales más arraigadas:

Hasta ejemplos un poco mas cuestionables, trivializantes quizá, pero fruto de un mundo que pide comercialidad a gritos, como los de Vanessa Mae y David Garret:

Aunque quizá, después de este recorrido, nos quedemos curiosamente con esta versión alucinante, ejemplo de gran destreza técnica, desde la sencillez, de este intérprete de acordeón.